Antes de ser reconstruido como un guerrero cyborg, el general Grievous era uno de los mayores genios militares que el pueblo kaleesh había visto. Desde el duro planeta Kalee, los kaleesh habían conquistado las tierras y mares de su planeta y mostraban con orgullo su superioridad luciendo máscaras talladas en los huesos de sus animales más temibles, el mummu y el karabbac. Las familias guerreras iban pasando de padres a hijos estas máscaras de hueso, adornándolas con sangre fresca antes de cada cacería o batalla. Grievous utilizaba una de estas máscaras en su batalla contra los odiados huks, una especie vecina.
Estaba curtido en innumerables batallas en las que había acabado con los enemigos de Kalee, tras las cuales volvía a casa con sus esposas e hijos, herido pero envalentonado, listo para entrar de nuevo en batalla. Cuando la guerra terminó, Grievous tuvo dificultades para adaptarse a una vida sin conflictos.
Los records de guerra de Grievous llamaron la atención de San Hill, el presidente del Clan Bancario Intergaláctico. Sus contactos en el creciente movimiento separatista del Conde Dooku habían provocado un profundo cambio y Hill empezó a buscar influencia y ventaja en la inevitable guerra civil que se estaba preparando. Vio en Grievous un valioso recurso. A cambio de respaldar las deudas de Kalee provocadas por la guerra contra los huks, el Clan Bancario consiguió los servicios eternos de Grievous como intimidador y como guerrero.
Fue este fuerte espíritu guerrero el que se transformó en profundo odio, aturdimiento y rabia que marcarían su destino. El General Grievous, condecorado campeón de los kaleesh, vencedor sobre tantos señores de la guerra Huk, triturador de los huesos de sus enemigos, fue herido fatalmente en un accidente de lanzadera.
Con su aliado Poggle el Menor, San Hill saboteó la lanzadera de Grievous lo que provocó un terrible accidente. Suspendido en bacta, el destrozado cuerpo de Grievous fue mantenido con vida. No había tenido un final indigno. No había sufrido la muerte de un guerrero. Los genios tecnológicos del Clan Bancario y las fundiciones geonosianas lo reconstruyeron. Ellos le ofrecieron su cyborg asesino como regalo al Conde Dooku.
Dooku al principio quedó un poco desconcertado con su extraño subordinado, pero el y Darth Sidious vieron su potencial. Dooku empezó a entrenar a Grievous con el sable láser y le dio su primera espada de luz, la de Sifo Dyas. Le sorprendió ver que la sutileza y finura del combate se había convertido en brutales ataques multi-arma y esto contribuyó a los cambios en la guerra. En su base oculta a bordo de la estación espacial Trenchant enfrentó a sus favoritos Asajj Ventress y Durge con Grievous para decidir quien iba a ser el comandante del ejército separatista. Grievous salió victorioso.
Cuando Grievous fue reconstruido, se le dio una armadura de droide genérica con un sistema vital que luego serían la base del traje protector y de mantenimiento vital utilizado por Darth Vader. Lleno de vanidad, Grievous hizo algunas modificaciones personales, añadiendo los dientes de metal, las rayas sobre sus ojos para simular la máscara ósea de la tribu Kaleesh y se hizo una nueva capa. Desde que supo que al unirse a los separatistas estaría en guerra continua con la República, talló las líneas en vez de pintarlas, haciéndolas permanentes. También se aseguró de que todos sus guardaespaldas vistiesen capas con el símbolo de guerra Mummu impreso en sus capas.
Estaba curtido en innumerables batallas en las que había acabado con los enemigos de Kalee, tras las cuales volvía a casa con sus esposas e hijos, herido pero envalentonado, listo para entrar de nuevo en batalla. Cuando la guerra terminó, Grievous tuvo dificultades para adaptarse a una vida sin conflictos.
Los records de guerra de Grievous llamaron la atención de San Hill, el presidente del Clan Bancario Intergaláctico. Sus contactos en el creciente movimiento separatista del Conde Dooku habían provocado un profundo cambio y Hill empezó a buscar influencia y ventaja en la inevitable guerra civil que se estaba preparando. Vio en Grievous un valioso recurso. A cambio de respaldar las deudas de Kalee provocadas por la guerra contra los huks, el Clan Bancario consiguió los servicios eternos de Grievous como intimidador y como guerrero.
Fue este fuerte espíritu guerrero el que se transformó en profundo odio, aturdimiento y rabia que marcarían su destino. El General Grievous, condecorado campeón de los kaleesh, vencedor sobre tantos señores de la guerra Huk, triturador de los huesos de sus enemigos, fue herido fatalmente en un accidente de lanzadera.
Con su aliado Poggle el Menor, San Hill saboteó la lanzadera de Grievous lo que provocó un terrible accidente. Suspendido en bacta, el destrozado cuerpo de Grievous fue mantenido con vida. No había tenido un final indigno. No había sufrido la muerte de un guerrero. Los genios tecnológicos del Clan Bancario y las fundiciones geonosianas lo reconstruyeron. Ellos le ofrecieron su cyborg asesino como regalo al Conde Dooku.
Dooku al principio quedó un poco desconcertado con su extraño subordinado, pero el y Darth Sidious vieron su potencial. Dooku empezó a entrenar a Grievous con el sable láser y le dio su primera espada de luz, la de Sifo Dyas. Le sorprendió ver que la sutileza y finura del combate se había convertido en brutales ataques multi-arma y esto contribuyó a los cambios en la guerra. En su base oculta a bordo de la estación espacial Trenchant enfrentó a sus favoritos Asajj Ventress y Durge con Grievous para decidir quien iba a ser el comandante del ejército separatista. Grievous salió victorioso.
Cuando Grievous fue reconstruido, se le dio una armadura de droide genérica con un sistema vital que luego serían la base del traje protector y de mantenimiento vital utilizado por Darth Vader. Lleno de vanidad, Grievous hizo algunas modificaciones personales, añadiendo los dientes de metal, las rayas sobre sus ojos para simular la máscara ósea de la tribu Kaleesh y se hizo una nueva capa. Desde que supo que al unirse a los separatistas estaría en guerra continua con la República, talló las líneas en vez de pintarlas, haciéndolas permanentes. También se aseguró de que todos sus guardaespaldas vistiesen capas con el símbolo de guerra Mummu impreso en sus capas.
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